31.1.12

Félix Dauajare, homenaje a un poeta potosino

La poesía debiera ser siempre celebratoria
Por Sergio Raúl López
La vejez ha sido generosa con Félix Dauajare. Sus 89 años cumplidos el 8 de junio no le han traído un gesto adusto, severo, ni malhumorado como suele ocurrir. Al contrario, nos regalaron a un hombre sencillo y pronto a la risa, de bromas constantes que lo dignifican y le confirman como el más prolífico y quizás el mayor poeta potosino con vida.
Don Félix Dauajare. Foto: Sergio Raúl López.
-Le tengo miedo a esos aparatos porque dicen cada pendejada... -es la primera frase que suelta entre risas contagiosas cuando la grabadora es accionada para atestiguar la entrevista. Sentado en un sillón individual de su sala en la colonia Del Burócrata en San Luis Potosí, ofrece una cerveza y se toma otra (ésta sin alcohol, claro) para rememorar los no tan lejanos días en que podía tomarlas con mayor frecuencia después de los talleres literarios, de las tertulias filosóficas, de las clases universitarias e incluso de las reuniones políticas.
Porque este hombre, descendiente de inmigrantes libaneses tanto como de zacatecanos de cepa, ha tenido en la diversidad de profesiones y oficios su divisa de vida: maestro de escuela nocturna así como de derecho, de letras y de filosofía en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, e incluso político priista, lo que le llevó lo mismo a ser diputado que presidente municipal, secretario de Educación Pública y subsecretario de gobierno estatal. Y, claro, poeta y traductor de gran calidad. La explicación que da a su productividad es su propia ciudad:
-Aquí tenemos todo el tiempo del mundo para leer y escribir, a diferencia de la gente de México que anda con el tiempo medido. Yo estuve tres años allá, cuando fui diputado federal; pero, claro, yo no trabajaba, nomás cobraba.
Y vuelve a reír con ganas. Todo ello aderezado de bromas de humor profundo e implicaciones no siempre ingenuas, salpicadas de verdades incómodas, de la sabiduría proverbial que este hombre envuelve en capas de aparente ligereza.
Lo cierto es que si bien comenzó a publicar de manera tardía -su primer libro apareció cuando tenía 33 años-, a la fecha, entre antologías, poemarios y traducciones, abarca 18 volúmenes de una poesía profunda, interrogante y metafísica, en ocasiones simbólica, pero al mismo tiempo de lectura sencilla, nunca complicada pero siempre compleja, espejo de su persona.
-Ya tenía mucha cosa escrita, pero publicada no -explica cerveza en ma- no-, pues es que le saca uno también a eso. Es muy difícil opinar sobre la obra propia porque se puede hacer un estudio puramente crítico, estrictamente literario y también por la parte afectiva que le toca a uno, porque recuerda el tiempo en que estuvo uno haciendo apuntes, revisando y leyendo.

-Son años que le provocan bastantes emociones...
-Sí, cómo no. Y máxime cuando uno es de provincia e iba al DF y tenía amistad con los personajes grandes de la literatura. Nunca me atreví a presentarles mis escritos para que me dieran su opinión porque ya la conocía de antemano.

-Pero también compartía el gusto por la lectura y la pasión por la literatura.
-Con el que tenía mucha cercanía era con Alí Chumacero. Cuando fui diputado por el segundo distrito de San Luis Potosí éramos vecinos, vivíamos calle de por medio en la colonia Roma Sur, así que nos insultábamos todos los días. Él humor no lo perderá nunca y también era bueno para el vino, aguantaba muchísimo y yo me hacía pendejo como que estaba tomando, escondía las bebidas, las devolvía o la chiquiteaba, si no me hubiera ido de la chingada, soy muy poco resistente para el alcohol, con cualquier cosa me embriago, mi organismo lo rechaza y para qué le busco.

-Ustedes dos demuestran que la poesía y especialmente el poeta no es sólo severidad y carácter sombrío.
-No, no. Al contrario, debería de ser una prueba de alegría, de gusto de estar en el mundo todavía. Celebratoria, exac- tamente. Siempre.

-Hay varios ejemplos, como el suyo, de personajes literarios que además hicieron carrera política.
-Pues es que a un escritor, si quiere figurar en la política, se le abren las puertas. Es muy fácil porque todos los políticos tratan de hacer amistad, de jalarlo porque saben del peso que tiene la escritura.

-La poesía suya es de lectura amigable, aunque siempre toca temas metafísicos.
-Creo yo que no es difícil de acceder a ella. Yo estudié la carrera de filosofía y letras españolas, que así se llamaba en la universidad, y uno de los temas que me fascinaba era el existencialismo, que andaba de moda en aquellos años. Había cursos intensivos de dos o tres meses y venían maestros de México y la ventaja es que eran muy accesibles, los invitábamos a cenar o a echarnos unos tragos, pasábamos largas noches con ellos y eran muy generosos, nunca le zacateaban a las preguntas. Aprendí muy bien porque además de la relación maestro-alumno estaba la relación afectiva, de amistad. Nos reuníamos en casas particulares, así disponíamos de todo el tiempo y no estaba uno con la joda de los periodistas que andaban siguiendo a los maestros echando un ojito a ver qué les sacaban de información.

Su padre fue profesor de primaria, luego de normal y después como abogado dio clases en la Universidad. Le gustaba mucho la docencia. Así que, dice Dauajare, le siguió los pasos y se le facilitó mucho el camino.
-Le gustaba mucho el derecho -di-ce-; a mí no, a mí me gustó lo chueco, además es más lucrativo. Yo daba clases a puro huevo, nunca me gustó, prefería otro tipo de trabajo de lo que llaman talleres, que se reúnen cuatro o cinco a comentar y a sacar apuntes, así aprende uno muchísimo.

-Usted formó parte de los primeros talleres literarios en San Luis.
-El primero en tiempo porque lo organizaron escritores de México. Estuvo la maestra María del Carmen Millán, que se acomodó muy bien al ambiente y duró bastante hasta que se fue a trabajar a Baja California y la perdimos de vista. Y vino otra maestra de origen argentino también excelente, Irma Susana Esperati. Excelentes las dos, nos tocó esa buena suerte, tuvimos los mejores maestros que había en esa época.

-¿Cuánto tiempo le dedicaba a la poesía?
-Mi tiempo libre. Tenía que cumplir con mi trabajo y luego lo que me quedaba de tiempo lo dedicaba a escribir.

-¿Todavía escribe?
-Pues ahí en mis ratitos libres.
HOMENAJES
Variopintos
-¿Seis o siete de la noche? Les voy a caer, voy a llegar disfrazado para que no me conozcan... ¡porque si no me corren! Ah, qué buena noticia, hombre, independientemente de que sean muy buenos escritores, son muy buenas personas.
Así reaccionó don Félix Dauajare al enterarse de la presencia en su ciudad de numerosos poetas participantes del cuarto Festival Internacional Letras en San Luis, efectuado la semana anterior. Junto con José Emilio Pacheco y José de Jesús Sampedro, reconocidos por su mérito literario y editorial, respectivamente, el casi nonagenario poeta potosino fue reconocido con un homenaje al mediodía del viernes 20 de junio.
Una más de las actividades que el ayuntamiento local ha organizado para homenajearlo, decididos a dedicar el 2008 para celebrar a "El poeta de la escéptica ternura", desde inicios de abril y hasta diciembre, mediante la edición de una antología, lecturas, poemas musicalizados, fotografías, esculturas, coreografías, obras de teatro y poesías corales con la temática de su obra.

-Usted comenzó su carrera política como orador en la campaña de Gonzalo N. Santos.
-Sí, por esa época. Mi papá y don Gonzalo habían sido compañeros en la escuela primaria y llevaban una amistad muy estrecha, así que yo caí en blandito. Cuando me presentaron con él, se empezó a reír, y desde entonces hicimos una buena amistad.

-¿Qué recuerdos tiene de ese viejo PRI y del duro gobierno de Gonzalo N. Santos?
-Era un cacique. Era un hombre duro, pero era lo que se necesita siempre, cierta disciplina, claro, no una extrema como la suya, sino una impuesta por uno mismo o un maestro. Fui miembro del PRI desde muy joven, todo el país era gobernado por caciques, cada estado tenía el suyo. Pero por fortuna eso es historia, la política es otra cosa, para bien de los jóvenes, de nuestros hijos, ya es otra forma de hacer política, la auténtica, no nomás recibir órdenes y te jodes.

-Era una época en la que se estilaba pasar por la educación normal antes de ir a la universidad.
-Es que con la normal se evitaba uno la preparatoria, nos convenía porque se obtenía un título y se podía trabajar de maestro. Yo trabajé en escuela nocturna. Era muy padre porque nada más trabaja uno dos horas y gana su sueldo, como son muchachos ya grandes se puede conversar con ellos, platicar y hasta salir juntos a echarse una cheve y platicar. Es muy agradable compartir con ese tipo de alumnos. Así que a mí la suerte me ha favorecido mucho. Al menos no me ha faltado de comer ni de beber, con eso me doy por satisfecho.

Este artículo se publicó originalmente en la sección de cultura del diario El Financiero (24/VI/2008).

1.1.12

Las profecías de Palenque no anuncian el fin del mundo

Alfonso Arellano habla en torno a los mitos y realidades sobre las profecías mayas
Por Sergio Raúl López

¿Cuántas veces no ha escuchado en programas televisivos o radiofónicos y en múltiples revistas esotéricas, el escandaloso anuncio de que el mundo se acabará el 23 de diciembre de 2012, de acuerdo a las profecías mayas? ¿Que esa fecha marca lo mismo la colisión del planeta tierra con un objeto cósmico, la sucesión de una serie de catástrofes marinas y terrestres, de una hecatombe mundial? ¿Una explosión solar? ¿Incluso la llegada de OVNI?

Muchos agoreros actuales de los medios electrónicos, emplean esa fecha, en la que en efecto concluye el actual ciclo cósmico de la civilización maya, para realizar espectaculares anuncios que amplíen su audiencia o el número de sus lectores.

Sin embargo, la verdad es que dichas profecías lo único que prevén es que el dios Bolon Yokte bajará del cielo, quizás por ser el dios que midió la tierra con su paso al inicio del tiempo. Y que la fecha, por cierto, coincide con una conjunción planetaria de Marte, Júpiter y Saturno. Esta es la explicación de Alfonso Arellano Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

“Se verá una estrellota y el espectáculo será bonito, pero nada más, el mundo va a seguir, pues los mayas utilizaban sus augurios para momentos y lugares específicos y eso no se aplica a nosotros, en la actualidad”, añadió el especialista.

En efecto, el rey Pakal de Palenque consultó a los dioses para saber su destino, pero referido únicamente a él y a su reinado. Y es que las profecías son concretas, no hablan del futuro, únicamente señalan que el presente ciclo de la creación comenzó el 13 de agosto del año 3113 antes de Cristo y que los sucesos de esta cosmogonía terminan en la referida fecha del año 2012. Luego, simplemente comenzará otro ciclo de 5125 años con algunas horas menos por los ajustes astronómicos.

A diferencia de cosmogonías como la griega o la hebrea, entre los mayas existe la peculiaridad de que en sus relatos hay una gran recurrencia de creaciones previas lo que significa que se renuevan. Mientras los mexicas cuentan cinco creaciones, los mayas contaron muchísimas más: antes incluso que los dinosaurios o la existencia misma del planeta. “Es el no tiempo de los dioses, ellos hacen cosas antes del fin”, señala Arellano.

El día que nació el universo, también nació el maíz y el cielo fue alzado y extendido como una manta. Había tres tronos: el de 5 cielo, el de tiburón y el nenúfar. Justamente los reyes de palenque se sientan en los tronos originales del día de la creación, lo que los vuelve dioses a ellos. En el tablero de palenque todos aparecen jóvenes, aunque para esa época el rey tenía 50 años y sus padres ya habían muerto. “Están jugando a ser los dioses”, afirma el historiador.

Las profecías y las interpretaciones de los textos sagrados mayas, aunque reflejaban el orden de lo divino, también el orden de lo cotidiano para sus habitantes: “¿Me puedo casar con ella?, ¿puedo sembrar en esta fecha?, ¿es bueno que tenga un hijo ahora?”. Y eso se empleaba para decidir en todo tipo de cuestiones, en bautizos, ofrendas, caza, la siembra y demás.

Y los Chilam, “el que es boca”, es decir, los sacerdotes que interpretaban los libros sagrados y profetizaban en torno a ellos, pues los días podían ser propicios, neutros o negativos, y eso permitía saber en qué días se pueden o no hacer cosas, pues si no obedecían la armonía divina, las deidades podían mandar pestes, hambrunas o sequías..

“Lo sagrado se cuaja en la cotidianeidad, eso narran los códices”, dijo el miembro fundador del proyecto de "La Pintura Mural Prehispánica en México" , de la historiadora Beatriz de la Fuente.

Y esta sabiduría se dejó grabada en piedra, papel, hueso, cerámica y cada que alguien los lee, esa palabra recobra paulatinamente su poder. Traen al presente la vida antigua, de un tiempo mucho más antiguo que trillones de años atrás –los calendarios mayas se remontan a un tiempo que en números occidentales equivale a una cifra con 24 ceros– y a pesar del letargo siguen activos.

Son obras plenas de significado. Todos esos textos no sólo se leen, sino que se cantan, se recitan, se ponen en música, se bailan, porque de lo contrario no funcionan. En realidad, estos documentos son un mero apoyo para la memoria de los sacerdotes o sabios, los Chilam.

Otra peculiaridad reiterativa en estos textos es que relatan los hechos de los hombres, pero al mismo tiempo aluden a los tiempos sagrados en que los dioses hicieron cosas similares. Por ejemplo, en un texto se narra cómo el padre y la madre del rey le dan los emblemas sagrados del poder, pero también que tres millones de años atrás, su abuela pasó por el mismo proceso. Y es que no se puede dividir mito e historia entre las culturas prehispánicas, incluso entre sus descendientes actuales, pese a los 500 años de historia tras la conquista.

“Muchos investigadores nos quedamos con la parte antropológica e histórica, pero olvidamos lo mítico y lo sagrado. Cantidad de textos cuentan las historias de reyes pero siempre mezcladas con historias de dioses, pero hay oros que sólo hablan de los dioses y esto da pie a hacer la historia del universo”, finalizó el profesor del Centro de Enseñanza para Extranjeros de la UNAM.